Las obras que forman parte de este proyecto dan vida a materiales desechados por cada uno de nosotros que en los papeles de impecable limpieza y blancos puros vuelven a formar parte de un algo.
La búsqueda desinteresada y el cúmulo de piececillas van llenando las diferentes cajas de madera que ocupan parte de mi mesa de trabajo. Como si de especies se tratasen las clasifico, mimo y ordeno dentro del desorden, para cobrar vida en un momento determinado.
Me gusta la sencillez y la limpieza. La composición en cada una de ellas la hago concienzudamente, no me gusta lo rebuscado y complejo, transmitiendo cierta relajación al observador.
Me despojo de tensiones y ajetreos que diariamente nos acompañan a lo largo de los días, dando así paso a la imaginación para acabar en cierta sonrisa tímida y despreocupada.
Obras que muchos describen como poéticas, que descubren un mundo interior creado para apartar al que me rodea, la vileza, la pena, el abandono, una necesidad de transmitir ante tanta tristeza e injusticia, sonrisas y más sonrisas. Mis pájaros, mis casas, mis árboles, mis aviones, mis jaulas, mis nidos, mis lagos, mis peces… son mi vía de escape hacía un mundo sin violencia, generoso, libre y ante todo divertido.
Eva Poyato. Marzo 2019