ME HUNDO EN TI

El 12 de agosto de 2000 en las gélidas aguas del mar de Barents, en pleno círculo polar ártico, el submarino nuclear KURSK-117, con 118 tripulantes a bordo, sufrió una explosión y se hundió a 100 metros de profundidad. Aún vivo después de la explosión del submarino, el teniente Dimitri Kolesnikov (27 años) escribía a ciegas. Escribió dos cartas, sólo sabemos el contenido de una de ellas

 “15.15 horas: la tripulación total de las secciones seis, siete y ocho ha sido trasladada al compartimiento nueve; aquí estamos 23 hombres; hemos tomado esta decisión a causa de la avería, ninguno de nosotros puede llegar hasta la superficie”.

Unos meses antes Dimitri le había escrito a Olga (se habían casado unas semanas antes de la tragedia) en otra carta, no escrita a oscuras, escrita con mucha luz:

“Me hundo en ti, en tus ojos, en tu alma, como haría un submarino, como el auténtico sumarino, en silencio y sin levantar espuma del mar. El valiente capitán es desde este momento tu preso eterno y no quiere la libertad.”

 Y Olga, la profesora de biología, le quiso y pensó en él, allí hundido, dentro del doble casco de acero, escribiendo a ciegas, en un compartimiento del Kursk, a unos cien metros bajo la superficie del mar, a un millón de metros sobre la superficie del instante.

A fin de cuentas, como escribió Dimitri, el amor es el auténtico submarino que navega por debajo de la superficie de las cosas.

*Texto:https://laeducaciondelashadas.wordpress.com/2014/11/24/una-historia-de-amor/

 He sentido envidia de la poesía única de Dima (Dimitri): la poesía del instante. Olga le había contestado:

“Dima, te voy a mimar, te voy a cuidar, voy a quererte”.

Olga se casó en abril con el oficial que dejó escrita la agonía en el Kursk.

 

 

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